Javier, estas llegando.
Cruzarás el túnel de nuestra existencia,
Conocerás el llanto gratuito por la vida
El rostro de tu MADRE que te espera ansiosa
Javier, vienes sacando la cabeza,
Retorciéndote
En tu eje invisible que nos ata a otro mundo.
Vienes saliendo entre gritos,
El llanto de nuestra Madre nos unirá eternamente
En su seno de mujer tridente.
Javier, vienes, vienes, vienes
Y yo esperando el llamado de la sangre.
Jesús Adolfo Largo Hidalgo.
Quinta Normal, 14 de febrero de 2010.
Thursday, February 25, 2010
NUESTRO HIJO QUE NO ES NUESTRO
Nuestro hijo que no es nuestro nos espera en el camino que no existe,
En el vals olvidado de una cantina de provincia.
nuestro hijo que no es nuestro nos llama padres, nos llama hermanos con un grito mudo.
Y aquí estamos nosotros como locos, locos, locos,
más locos que los mismos locos.
Idos en la supremacía de las virtudes engendramos el olvido;
el paso pasa arrastrando segundos detenidos
transformados en días eternos.
Y nuestro hijo que no es nuestro nos llama,
Nos grita sin escuchar la voz
Nos reclama sin salvo conducto.
Nosotros nos quejamos de la distancia.
El cielo nos espera, un nudo ciego nos separa,
Las secuelas inmiscuidas ríen de la concordancia inestable y duradera
Del repetido juego secular que estalla en el destino, el recuerdo y el regreso.
Nuestro hijo que no es nuestro nos reclama el pan de cada día.
Jesús A. Largo Hidalgo.
En el vals olvidado de una cantina de provincia.
nuestro hijo que no es nuestro nos llama padres, nos llama hermanos con un grito mudo.
Y aquí estamos nosotros como locos, locos, locos,
más locos que los mismos locos.
Idos en la supremacía de las virtudes engendramos el olvido;
el paso pasa arrastrando segundos detenidos
transformados en días eternos.
Y nuestro hijo que no es nuestro nos llama,
Nos grita sin escuchar la voz
Nos reclama sin salvo conducto.
Nosotros nos quejamos de la distancia.
El cielo nos espera, un nudo ciego nos separa,
Las secuelas inmiscuidas ríen de la concordancia inestable y duradera
Del repetido juego secular que estalla en el destino, el recuerdo y el regreso.
Nuestro hijo que no es nuestro nos reclama el pan de cada día.
Jesús A. Largo Hidalgo.
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